lunes, 23 de enero de 2012

Lunes 23 de enero de 2012

Hoy cumplo un año del día del cuerno free. Y es un hecho lamentable y reflexivo, le voy a dedicar 4 décimas de segundo mientras escribo... Ya está. Voy a comentar un poco lo que dejé colgado del fin de semana.
El sábado, como es conocimiento de dominio público, me embarqué, o mejor dicho, me embusé hacia Mar del Plata a las supuestas 22:40 (el micro llegó cerca de las 23:20) rumbo a dicha ciudad costera. Lejos de tocarme dulce compañía femenina joven en el asiento de junto, me tocó un croto de Puente Saavedra que encima no le alcanzaba con su espacio, y así fue como viajé, transpirado, paranoico y con un dejo de decepción de la vida. Llegué al departamento poco antes de las 6 y decidí que lo mejor sería dormir 2 horitas para levantarme temprano (¡Al pedo!) y si pintaba ir a caminar algo. No puedo decir que eso fue lo que pasó, de hehco salí a caminar veinte minutos y ahí fue que se largó una llovizna que me hizo volver, después estuve otro rato boludeando, hasta que volví a salir mas cerca del mediodía, en eso tengo contacto humano a través del celular y decido que es mejor que vaya volviendo (total iba a tener que esperar de una u otra forma) pero podía aprovechar a almorzar, así que eso hice. Después, ya no me acuerdo cuando, fue que salí con la señorita Caru que es una garantía de estar lejos del embole y fuimos a la plaza Mitre porque ella necesitaba dejar de caminar y yo necesitaba sombra. Fue en esa plaza que pasaron las siguientes cosas: dimos fe de que las torcazas tienen serios problemas para trasladar ramitas; hice un comentario desafortunado acerca de un chabón con capacidad auditiva reducida; vimos a la versión peatón del boliviano Choquetito (responsable de un choque en la ruta 11), una vieja que tenía muchos problemas para llevar el chango derecho y de hecho chocó contra el parante de las hamacas... y por último... no me acuerdo que mas pasó, bue, nos fuimos de ahí y le presté unas medias, fuimos al Café de las Nubes en el piso 29 de Torres de Manantiales, donde nos agarramos el mejor lugar, nos sirvieron café doble de verdad (no solo el café simple en una taza mas grande) con chocolate y agua, los baños eran de verdad, la que atendía era dorada (de verdad era dorada) y el servicio rápido. Lujo por todos lados. Después de ahí, su intuición femenina nos guio hacia la torre del agua donde se celebraba el 69° aniversario de ésta y había unos que hacían música (?) también estaba abierta la torre y nos mandamos, vimos que unos viejos habían abierto la ventana a pesar del cartél clarísimo y legible de "NO ABRIR DO NOT OPEN" así que para no ser menos argentinos abrimos las ventanas en cada lugar que necesitábamos sacar fotos porque el vidrio era realmente molesto, nadie nos dijo nada, nadie murió tampoco, todo genial, después volvimos, ella se iba así que la acompañé a la parada donde una señora nos encajó a quien supongo era su hija para que se la cuidemos mientras esperaba el 521. Vino el colectivo, se fue todo el mundo y me volví al departamento, decidí qe debería cenar así que fui a la otra cuadra al club donde tenía pensado ir a cenar pero estaba lleno y yo tenía sueño, así que me pegué una ducha y me fui a dormir.
El domingo se suspendieron los planes que tenía así que fui a dar una vueltita al shopping de la playa, me compré dos libros de Shakespeare y cuando volví al departamento me tiré a dormir una siesta que casi me paso de horario así que junté todo a los pedos y salí, al toque unas viejas se subieron al taxi que tenía fichado y mientras esperaba a otro empecé a entrar en pánico pero por suerte fueron como 5 minutos nomás, llegué con tiempo a la terminal pero el micro llegó re temprano así que sin más subí. Había dos pibas lindas al lado y no tenía una estrategia así que me dispuse a leer "Mucho Ruido y Pocas Nueces" y eso fue todo lo que hice en el extensísimo viaje además de terminar el bizcochuelo de brownies que me hizo mi tia y mandarme unos cuantos bizcochitos de grasa. Cuando llegué y ya un rato después de hacer el ridículo frente a las pibas esas encuentro que están Sandro y Seba en el lugar donde estaban mi viejo y el cabeza de poronga de mi hermano. Nada, eso.
Hoy fue un día re pedorro, lo bueno fue que se terminó casi. Estoy contento.

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